Para que un producto pueda definirse como sidra debe haber sido resultado de la fermentación total o parcial del mosto de manzana, al que se le puede incorporar posteriormente a la fermentación (o no), azúcares o jarabes azucarados regulados por la normativa vigente y anhídrido carbónico.
Dentro de la categoría sidra hay varias clases de gran relevancia que se elaboran en nuestra tierra. Tanto la sidra como la sidra extra (sidra a la que sólo se le añade gas carbónico) han sido claves en la cultura sidrera asturiana, debido a sus grandes volúmenes de producción, a su presencia y a su popularidad que han traspasado fronteras nacionales.
Otra clase a tener en cuenta en los últimos años es la sidra de hielo (elaborada a partir de manzanas o mosto congelados), ya que cada vez cuenta con mayor interés tanto de los elaboradores como de los consumidores.
Gran parte de nuestros llagareros siempre están intentado adaptarse a los tiempos actuales, teniendo en cuenta las tendencias, por demanda y cambios en los hábitos del consumidor; por ello, están en continua fase de experimentación atreviéndose a elaborar nuevos productos, como es el caso de sidra aromatizada, sidra con zumo de frutas, cóctel de sidra incluso sidra de bajo contenido en alcohol o sidra sin alcohol pero sin perder un ápice de la esencia y la tradición que ha estado presente de generación en generación en sus negocios.